09 junio 2011

Hacia ningún lado

Con octubre a la vuelta de la esquina, ya es prácticamente imposible que la oposición logre imponer un candidato con posibilidades de disputarle la presidencia a Cristina Fernández, quien, sin ser oficialmente candidata, ganaría la elección sin despeinarse. Un breve repaso de los yerros opositores para intentar comprender por qué el kirchnerismo se presume imbatible.

Por Maximiliano Perel

Aescasos meses de las elecciones presidenciales, y con un panorama político, institucional y económico lo suficientemente estable como para contar desde hace rato con espacios consolidados, la oposición presenta una serie de dificultades que le impiden erigir siquiera una alternativa de peso ante el kirchnerismo. Un breve recorrido por los últimos años de batalla política permite diferenciar algunos aspectos en los que recurrentemente han caído sus referentes y/o espacios políticos como el desmedido ego, la apuesta a alianzas débiles o insostenibles, la quema de naves en coyunturas secundarias e, incluso, la incoherencia ideológica.

Por otro lado, poco queda de aquel escenario en el cual Néstor Kirchner asumía la presidencia, donde el condicionamiento que imponía el descrédito de la clase política, que por entonces era más que elevado, fue superado incluso por muchos de los mismos dirigentes que ayudaron a propiciarlo. Con la estabilidad recuperada, es innegable que el kirchnerismo marcó la cancha política de forma diferente y que la oposición debió bailar, más mal que bien, al son del nuevo compás. Temas tabúes diez años atrás para la dirigencia política como la renovación de la Suprema Corte de Justicia, la anulación de las leyes de impunidad o la ley de medios audiovisuales, por enunciar algunos, irrumpieron contra otros tópicos instaurados otra década más atrás que parecían determinar cómo discurriría la vida política. Guste o no, y siempre considerando a los actores que se desempeñan dentro del campo de la política partidaria clásica, el kirchnerismo se atrevió a cruzar una línea que antes era el límite infranqueable para muchos políticos que buscaban instalarse como combativos o progresistas frente al menemismo y sus resabios.

El arco opositor está compuesto en su gran mayoría por sectores que se posicionan desde la derecha hasta el centro, lo cual no les permite “correr por izquierda” a un oficialismo que, en tal dirección, carece de interlocutor de peso. Entonces, claro está, resta tomar el camino de la derecha, donde los temas son recurrentes, escasos e incluso adolecen de agotamiento; lo cual, además de ser un terreno de lo más limitado para moverse y crecer, le permite al oficialismo liderar “caminando” las encuestas de intención de voto. Y es precisamente de temas que se compone una propuesta o un modelo alternativo, algo en lo que los espacios opositores también hacen agua porque sus “modelos” no pasan de un efímero alineamiento ante a una coyuntura determinada para después volver a la disputa por el rol central de la oposición. Frescos están los recuerdos del debate sobre de las retenciones móviles al sector agro-ganadero, de cuyo epílogo (la derrota del kirchnerismo en el Congreso) surgió una suerte de “restauración conservadora” que duró lo que un suspiro y, de a noche a la mañana, propició el lanzamiento del vicepresidente Julio Cobos como el hombre que lograría encolumnar tras de sí, de una vez por todas, a las fuerzas que lograrían desplazar a Cristina Fernández de la Casa Rosada. Lo cierto es que nada de ello ocurrió. La “restauración conservadora” flotó durante el escaso tiempo en que el partido del campo hizo pié, Mauricio Macri intentó ponerle la cara política a la cuestión sin el menor suceso y el papel mesiánico de Julio Cobos se fue consumiendo en su propia inverosimilitud, puesto que, entre otras cosas, es imposible terminar en la cresta de la ola sin votos propios y tras una doble acusación de traición.

En círculos

Tras ocho años de contexto político estable, es lógico preguntar por qué los partidos de la oposición no han logrado llegar a estas instancias con mejores chances para alcanzar la presidencia. A fin de ensayar una mayor cantidad de respuestas, debemos buscar tanto en las omisiones opositoras como en la forma en que operó el oficialismo sobre el tema. El kirchnerismo incorporó nuevas áreas al escenario de la política, además de romper los moldes al propiciar el debate político sobre temas heredados y de manufactura propia; pero en ese debate tampoco encontró interlocutores cabales. De haber contado con cuadros de peso y proyectos a largo plazo, varios sectores de la oposición habrían podido capitalizar en crecimiento y solidez semejante oportunidad, pero evidentemente han podido más sus limitaciones. Tal debate se hubiese dado de no primar la mezquindad en el espíritu de algunos dirigentes; mezquindad que privilegia la posibilidad de proyectar la propia figura por sobre la concreción de un intercambio que eleve la calidad de la política. Y esa patológica búsqueda por resplandecer en cuanta ocasión se presente hace que sea más rentable un arrebatado y fugaz ataque retórico que el hecho de contestar con argumentos por lo menos atendibles.

Tras cada avance neutralizado, la oposición se repliega y se disgrega, para luego reagruparse, intentar ponerse de acuerdo y salir al ruedo nuevamente. Esta suerte de ciclo tiene la misma edad que el kirchnerismo, por lo que imaginar cómo serán los años políticos venideros es, realmente, una gran incógnita. Por lo pronto, y viendo que el oficialismo encabeza cómodamente las encuestas de intención de voto sin haber definido oficialmente a su candidata (qué duda cabe a esta altura de que será la presidenta), el presente escenario parece que se prolongará un tiempo más puesto que los últimos ocho años de estabilidad política parecen ser apenas meses para una oposición que camina en círculos.

Nota publicada en el semanario digital Mediopelo el 3 de junio de 2011. Acceso: http://mediopelo.com/2011/06/hacia-ningun-lado/

09 junio 2010

¿Como en el 86?


Hechos y coincidencias que alimentan el optimismo argentino en la previa del Mundial sudafricano

El prólogo indica que éste debe ser el Mundial de Argentina. La sentencia tiene argumentos más que suficientes si miramos el plantel: el mejor del mundo, el que definió la final de la Champions League, el que con sus goles impide más papelones en el Real Madrid, otro que con sus goles hizo crecer al modesto Manchester City y otros tantos, que, si bien no concretaron campañas descollantes, demostraron que conservan intacto su nivel. Pero para este grupo de 35 millones de técnicos que tiene Argentina como población, la selección debe obtener la copa por razones que exceden lo futbolístico y que van de la mano de la mística, de las coincidencias y, claro está, de la impronta que caracterizó a Diego Armando Maradona más allá de su irrepetible talento: amor incondicional por la camiseta. Ello se traduce en bajar a defender como el mejor cuando te están cascoteando el rancho, jugar en una pierna como contra Brasil en el 90 y sacar de la galera un pase-gol exquisito o putear a todos los italianos, en Italia, cuando le silbaron el himno.

En la fase de grupos, Argentina tendrá rivales que traen hermosos recuerdos para el hincha albiceleste. Corea del Sur y Grecia fueron también rivales de grupo, el primero en México 86 y el segundo en Estados Unidos 94. El final feliz de 1986 y la aplanadora que por delantera tenía la selección argentina en 1994 (Batistuta, Caniggia, Maradona) sólo traen sonrisas. Pero hay más felices coincidencias. Argentina tiene al mejor jugador del mundo en la cancha (como en el 86) y ese del 86 ahora es el técnico, y el hoy manager fue el técnico que la sacó campeona en México. Y esta vez, en lugar de clasificar “caminando” y volverse de anteriores mundiales con las manos vacías, Argentina tuvo que sudar la gota gorda en el Centenario con ese agónico gol de Mario Bolatti, aunque no tan agónico como el de Daniel Passarella a Perú para entrar por la ventana a México 86.

Los recordados enfrentamientos entre hinchas de Boca y Chacarita, y entre éstos y algunos hooligans en México, suman otra coincidencia -ciertamente nada feliz- respecto del protagonismo que adquirieron los barrabravas. Varios han ocupado butacas en el chárter que llevó a la selección a Sudáfrica y hoy deambulan como Perico por su casa en Pretoria, intentando obtener algo de efectivo para solventar la estadía, que, según parece, promete ser extensa. Cuando el tema saltó al tapete, casi todos se abrieron de piernas y dejaron pasar la pelota, salvo uno, que siempre le puso el cuerpo a la más fea si nos paramos dentro de los límites del campo de juego. Diego Maradona la puso contra el piso y, tras levantar la cabeza, con su mágica zurda le puso un pase-gol a Don Julio Grondona para que dé cuentas del asunto. Resultado: no hemos recibido explicación alguna, desde luego.

Si hablamos de la esencia de aquella selección que conquistó el título en México, “la base está”, diría el Bambino Veira, sólo que actualizada por el obvio recambio generacional. Brasil y España llegan como favoritos, mientras que Argentina llega de punto, por suerte, como en el 86.

Nota publicada en el suplemento El mundo hecho pelota de La Diaria, Montevideo- Uruguay, el miércoles 9 de junio de 2010.

18 marzo 2010

¿Quiénes si no?

Justificar a ambos ladosLos partidos políticos argentinos definen sus candidaturas y, sobre todo, marcan sus rivalidades

Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde se preparan para disputarse la candidatura peronista, mientras las postulaciones a la presidencia dividen al golpeado Acuerdo Cívico y Social, donde aparece la figura del vicepresidente Julio Cobos para que algunos propongan y otros denosten su candidatura. En el acuerdo entre Mauricio Macri y Francisco de Narváez, emergieron las aspiraciones encontradas de los dos dirigentes. Y todavía está lejos 2011, el año de las próximas elecciones en Argentina.

Al escenario político argentino parece haberle llegado la hora de blanquear o de oficializar las candidaturas para las elecciones presidenciales de 2011. A los ya autoproclamados precandidatos, hay que sumarles aquellos cuya carrera está a la espera de suavizar asperezas al interior de las alianzas (caso Julio Cobos) o bien de la oficialización (caso Néstor Kirchner).

Mauricio Macri sostiene estos días un enfrentamiento con su ex socio Francisco de Narváez para determinar quién será el candidato presidencial de la derecha. De Narváez tiene ambiciones personales que van más allá de su candidatura a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, acordada en el pacto que hizo con Macri, para quien estaría reservada la candidatura presidencial. Tal vez advirtiendo el desgaste que sufrió Macri al frente del gobierno porteño,
El Colorado camina el país sondeando posibles alianzas y apoyos a su candidatura, que está supeditada a una resolución de la Corte Suprema. Está en duda que pueda aspirar a la presidencia porque el hoy diputado no es ciudadano natural argentino (nació en Colombia) y sus padres no son nacidos no son nacidos en el país, condiciones que impone la Constitución para ser presidente.
Si De Narváez, que integra el peronismo federal (o disidente), persevera en su carrera presidencial, deberá enfrentar a Eduardo Duhalde y -lo que parece ya un hecho- a Néstor Kirchner en las internas del justicialismo, obligatorias con la actual ley electoral.
En la oposición no peronista, el cada vez más corroído Acuerdo Cívico y Social (ACyS), integrado por la Unión Cívica Radical (UCR), la Coalición Cívica y el Partido Socialista, tendría como candidato al actual vicepresidente, Julio Cobos.
Para la UCR el candidato cantado sería Cobos. Primero por el simbolismo que representa la filiación radical del actual vicepresidente, lo que ante la carencia de figuras relevantes no es poca cosa para el centenario partido. También pesa la proyección de Cobos desde el conflicto ruralistas-gobierno y el protagonismo con el que cuenta cada vez que el Congreso debe expedirse sobre los avances del oficialismo, por ejemplo, en la designación de Mercedes Marcó del Pont al frente del Banco Central, la ley de impuesto al cheque o la nulidad de los Decretos de Necesidad y Urgencia.
La virtual candidatura de Cobos estaría condicionada por la posible irrupción de otra, la del gobernador socialista de Santa Fe, Hermes Binner. Pero no han llegado señales claras de que Binner dé esa pelea. También la condiciona el rechazo de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, quien critica que el vicepresidente actúe como integrante del gobierno, del que fue aliado, y como líder opositor. A juicio de Carrió, Cobos ya debería haber renunciado al Ejecutivo. Si finalmente el vicepresidente es proclamado candidato, la Coalición Cívica rompería con la UCR, lo que debilitaría de forma considerable al ACyS a un año y medio de las elecciones.

Kirchner vs. Duhalde
En el peronismo disidente, y luego de haber efectuado un “operativo desgaste” sobre Carlos Reutemann, Eduardo Duhalde se lanzó al ruedo en diciembre con la misión de desalojar a los Kirchner del poder. Llama la atención que ese objetivo es acotado y no lo acompaña ni un esbozo de proyecto, más allá de lo que se pueda imaginar por la trayectoria de Duhalde. Su gestión provisional (enero 2002-mayo 2003), luego del derrumbe del gobierno de Fernando de la Rúa, poco margen le dejó para plasmar su impronta, aunque la pesificación asimétrica para salir de la convertibilidad o el recurso a la represión para mitigar la protesta social pueden servir de ejemplos.
“Kirchner camina lentamente hacia el féretro”, auguró la semana pasada Duhalde, mientras que ante las cámaras del canal TN dijo: “De que al justicialismo no lo esté conduciendo Kirchner me encargo yo, porque puedo”. Para ello, agregó el caudillo bonaerense, “esperen 120 días y no me van a tener que preguntar por qué”, sin dar más precisiones.
Pero Kirchner será un hueso muy duro de roer para Duhalde. Pese a que no es oficial, tácitamente está claro que él será el candidato por el oficialismo. Tras haber reasumido la conducción del Partido Justicialista el miércoles, en un acto en la provincia de Chaco, convocó al día siguiente a unas 40.000 personas en otro acto, realizado en la cancha del club Ferrocarril Oeste.
Kirchner dijo en su discurso: “Estamos dispuestos a gobernar la patria hasta el 2020 porque tenemos toda la fuerza. Este proyecto político no está basado en individualidades”, mientras propuso imitar el ejemplo frentista del Frente Justicialista de Liberación (el Frejuli que llevó a Héctor Cámpora a la presidencia en 1973). Tal vez porque el acto fue convocado por sectores identificados con el peronismo de izquierda de los años 70, o por su alejamiento de las organizaciones sociales que apuntalaron el endeble poder con el que contaba a comienzos de su gestión en 2003, en las palabras de Kirchner subyace cierta intención de volver a la transversalidad que abandonó para conducir desde las estructuras clásicas del partido. ■

Nota publicada en la diaria, Montevideo - Uruguay, el 17 de marzo de 2010.

12 marzo 2010

Debido proceso

Oyarbide enjuició a Cordero y dio inicio formal a la investigación

Fue procesado en Argentina por el delito de “privación de libertad” en la causa que instruye el juez Norberto Oyarbide por la “desaparición forzada” de Adalberto Soba, ocurrida en 1976 en aquel país. Termina entonces su detención “administrativa” y comienza ahora sí el proceso penal en su contra, luego de que fuera extraditado desde Brasil en enero de este año, y después de tres años de permanecer detenido a la espera del fallo del Supremo Tribunal Federal.
El represor goza hoy de las garantías que sus víctimas no tuvieron. Según manifestó su abogado defensor, Eduardo San Emeterio, en exclusiva a
la diaria, el ex militar padecería entre seis y ocho obstrucciones en las arterias coronarias, por lo que requeriría una intervención quirúrgica, que espera confortablemente alojado en el Hospital Militar Central (HMC) de Buenos Aires, “si es que se consigue la solidaridad de sus camaradas uruguayos para costear la operación”, puesto que “el HMC no contaría con los recursos necesarios para afrontarla”.
En cambio, si alguna de sus víctimas hubiese presentado un cuadro similar, una sesión de picana y un colchón apolillado en algún húmedo galpón de los miles de centros clandestinos de detención que funcionaron durante la última dictadura en la Argentina hubiesen sido el trato dispensado. Sin jueces, sin abogados defensores ni la legalización de la detención surgida del secuestro. Menos aun se habría hecho mención a los tormentos y posteriores desapariciones.
San Emeterio presenta a su defendido oriental y a los argentinos (entre los cuales se cuenta a Luciano Benjamín Menéndez, condenado a dos cadenas perpetuas) como pobres personas sumidas en una persecución vengativa, que padecen los infortunios de la soledad de la celda. Incluso el propio San Emeterio comparó su actual situación con la que, en los años de plomo, debieron afrontar los abogados que presentaban el recurso de
habeas corpus para dar con los secuestrados por el terrorismo de Estado, práctica profesional que los sentenciaba al secuestro, la tortura y el asesinato. Entre el 6 y el 8 de julio de 1977, los grupos de tareas secuestraron a cientos de estos abogados en lo que se conoce como “la noche de las corbatas”; sólo que San Emeterio, en vez de ser secuestrado, torturado y asesinado, padece el ladeo de sus otrora camaradas ante la posibilidad de quedar “pegados” y enfrentar una posible detención.
La victimización que San Emeterio hace de Cordero va más allá y lo presenta como un pobre hombre echado a lo que la providencia le conceda, padeciendo una soledad que es paliada en las esporádicas visitas de su actual pareja, que viaja cada tanto desde Brasil, mientras que su ex mujer y su hijo no han asomado las narices por la capital argentina. Una “víctima” empobrecida y abandonada por sus ex camaradas, que ni siquiera tienen la delicadeza de responder los correos electrónicos que les escribe su abogado buscando un apoyo que, según parece, nunca llegará. ■

Nota publicada en la diaria, Montevideo - Uruguay, el 12 de marzo de 2010.
Si desea acceder a este artículo en edición electrónica de
la diaria, haga click en el siguiente link: http://ladiaria.net/articulo/2010/3/debido-proceso/

22 febrero 2010

Cuando algunos problemas no salen en los medios

Al ver el desmantelamiento que se está realizando del plantel humano en el Teatro Colón, uno se puede preguntar ingenuamente por qué Mauricio Macri la emprende con el escenario que supo ser bastión cultural de la elite que él integra. Pero luego, pensándolo un poco mejor, esa elite era/es demasiado culta para que el jefe de gobierno porteño la integre, lo que explica entonces su proceder. La chabacanería menemista, la derecha berreta, hueca y autoritaria no sabe de óperas, arias o conciertos. Tampoco sabe lo que es un servicio público, algo incomparable ni en la peor embriaguez con la maximización de la renta de un emprendimiento privado. Sí sabe de la privatización de lo público para hacer de ello un negociado o, en el mejor de los casos, un negocio. También supo vender más inseguridad al acobardado vecino acomodado o al no tan acomodado, pero igual de hueco, y pretendía poner al frente de su policía privada a un ser impresentable que embarró las investigaciones por la voladura de la AMIA.

Pero volviendo a lo cultural, no sólo el Colón padeció la avanzada de los noventa. En el Teatro San Martín, muchas de las obras que estaban programadas fueron suspendidas por falta de fondos: fondos cuyo destino podemos ver (el que podemos ver) en los cibernéticos patrulleros de la Metropolitana, en las carpas amarillas de las "playas" de la ciudad o en la obra sobre el arroyo Maldonado que, o no está terminada o no sirve. Días atrás la gente debía cruzar la avenida Santa Fe en gomones, mientras Macri (que es ingeniero) dirigía los operativos contra la inundación por celular... desde Córdoba. Una imagen que en nada se condice con la de sus spots de campaña, en los que, con ese optimismo idiota de la "buena onda", se lo veía arremangado pertendiendo estar trabajando en su "proyecto" para la ciudad. Y he aquí tal proyecto.
En el tintero me quedan temas ineludibles como la salud, la educación y todo aquello que, en la mente empresarial del adulón de Carlos I, está absolutamente reñido con el concepto de renta.
Aquí les dejo un video realizado por la documentalista Cecilia Fiel sobre la situación de los trabajadores y ex trabajadores del Teatro Colón, tema que, también por una coyuntura política de lo más berreta, no se ve por los grandes medios de comunicación. http://www.youtube.com/watch?v=aCpvRy-usmU


Maximiliano Perel para http://maximilianoperel.blogspot.com

29 enero 2010

Abogado del diablo

Represor argentino a cargo de la defensa del extraditado uruguayo

Al culminar su primera semana en Buenos Aires, el ex coronel Manuel Cordero ya tiene quien lo defienda. En la particular cartera de clientes de Eduardo Sinforano San Emeterio, sobresalen los nombres del ex represor Juan Carlos De Marchi (condenado por crímenes de lesa humanidad en la provincia de Corrientes), de la apologista del terrorismo de Estado argentino Cecilia Pando y del hoy primer militar uruguayo extraditado por violaciones a los derechos humanos, en este caso por requerimiento de la justicia argentina.
Que Sinforano asuma la defensa de personajes con semejante prontuario no es casual. En 1971 ingresó al Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE) para luego pasar a ser el chofer del general Otto Paladino, el jefe del centro clandestino de detención conocido como Automotores Orletti, el campo donde se concentraba fundamentalmente a los detenidos extranjeros que caían en Buenos Aires, en su mayoría uruguayos. Hacia fines de 1976 ingresó al grupo de tareas 4 (dependiente del Servicio de Informaciones de la Fuerza Aérea argentina) para luego, tras la disolución de éste, en 1979, volver a la SIDE. En 1980 comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Belgrano.
Luego de tanta agua bajo el puente, las vueltas de la vida ven hoy a Sinforano defendiendo a su ex secuaz Cordero, también conocido como “303” o “303 Carlos” por ser el tercer jefe del centro de torturas. Pasados los primeros días de desconcierto y resignación, “303 Carlos” logró 48 horas de calma en una cama del Hospital Militar Central gracias a los buenos contactos que tiene su patrocinante en los ámbitos castrenses.
En dicho nosocomio se le estarían realizando los estudios solicitados por el juzgado a fin de determinar su real estado de salud y resolver en qué unidad quedará finalmente detenido a la espera de su juicio.
En tal instancia, uno de los tantos querellantes que tiene la causa Plan Cóndor y en la que está imputado Cordero es el Centro de Estudios Legales y Sociales, cuyos letrados patrocinan a los familiares de María Emilia Islas de Zaffaroni, Armando Bernardo Arnone Hernández y Juan Pablo Recagno Ibarburu, todos secuestrados y desaparecidos en Argentina.
En torno a Cordero todo es hermetismo. Más aun cuando se intenta acceder a una información, aunque más no sea que un simple dato. En el hospital en el que está alojado se rehúsan a dar detalle sobre el paciente: derivan al interesado al área de prensa del Estado Mayor General del Ejército argentino, en donde, comportándose con toda corrección, esgrimen las disculpas del caso y solicitan dirigirse al Juzgado Criminal y Correccional Nº 7. Allí los teléfonos suenan sin que nadie los atienda, un poco a causa de la feria judicial y otro tanto para bajar los niveles de exposición a los que se ha visto (y se verá) sometido el subrogante juez Norberto Oyarbide. ■

Nota publicada en la diaria, Montevideo - Uruguay, el 29 de enero de 2010.

Podés ver esta nota en la edición electrónica de La Diaria a través de este link: http://ladiaria.net/articulo/2010/1/abogado-del-diablo/

27 enero 2010

Pobrecito el cocodrilo

Cordero, sin abogado y abatido, no abrió la boca ayer en los juzgados

El momento le llegó pero se mantuvo en sus trece. No dijo nada que pudiera comprometerlo. Es más, sólo se dedicó a escuchar la larga lista de cargos que deberá enfrentar en Argentina por crímenes de lesa humanidad. Hoy de madrugada fue trasladado a un centro asistencial dependiente de las Fuerzas Armadas, donde fue enviado por cualquier eventualidad.

Fue sobre las 8.30 de ayer que el otrora hombre fuerte del Plan Cóndor aterrizó en Aeroparque, en el vuelo de Aerolíneas Argentinas que todos los días a esa hora llega desde Corrientes. Y a media mañana ya había registrado ingreso a la Secretaría del Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 7, que subroga el juez Norberto Oyarbide. Pero no dijo nada, se limitó a escuchar el requerimiento de la Justicia Federal Argentina que pesa sobre su persona por crímenes de lesa humanidad, cometidos en el marco de la coordinación represiva del cono sur.
Respecto a su estado de salud, que lo ayudó a eludir en reiteradas ocasiones su extradición desde Brasil, fuentes de la secretaría del juzgado que entiende en las causas donde es imputado Cordero manifestaron a la agencia Télam que “está lúcido pero se lo ve como un hombre muy mayor y el juez decidió hospitalizarlo hasta que los exámenes cardiológicos ordenados permitan saber su verdadera condición de salud y determinar mejor dónde permanecerá detenido”. A pesar de su hermetismo, el sindicado como uno de los principales nexos entre las dictaduras del Río de la Plata, a cargo de buena parte de los operativos que realizaban los grupos de tarea uruguayos en Argentina, estuvo en los tribunales hasta las primeras horas de la tarde.Cordero ingresó a territorio argentino el lunes por la ciudad fronteriza de Paso de los Libres, provincia de Corrientes, siendo sometido a un chequeo médico para determinar si estaba en condiciones de ser trasladado. Tras el visto bueno de las autoridades sanitarias, Cordero fue examinado nuevamente y remitido a los juzgados, sitos en la calle Comodoro Py, en el barrio porteño de Retiro.
Respecto del lugar donde sería alojado al culminar su comparecencia, varios establecimientos de detención fueron barajados: el penal de Marcos Paz (que cuenta con un pabellón para encausados y procesados por delitos de lesa humanidad, con unidad sanitaria de alta complejidad), como así también la cárcel VIP para represores, ubicada en Campo de Mayo, dependencia del Ejército Argentino. Pero allí tampoco iría Cordero, dado que las 39 plazas disponibles están todas ocupadas, una de ellas por el ex dictador Jorge Rafael Videla. Finalmente, fuentes judiciales confirmaron a la diaria que Cordero estaría alojado en la alcaldía de los tribunales de Comodoro Py hasta entrada la madrugada de hoy, para luego ser trasladado al Hospital Militar Central, en el barrio de Palermo, a fin de examinarlo con detenimiento y diagnosticar de forma precisa su estado de salud.
Siempre según fuentes judiciales, trascendió que Cordero estaría necesitando que se le practique un cateterismo a fin de estabilizar su salud. El propio Oyarbide había enviado una carta a las autoridades judiciales de Brasil para responsabilizarse por la salud del detenido, asegurando que, además de brindarle todas las garantías del debido proceso, se le otorgará atención sanitaria. Su mal estado de salud, fue el argumento que hasta último momento utilizaron el represor y su abogado defensor para demorar su extradición.
De esta forma, el ex represor uruguayo ingresa al imponente escenario judicial que se presenta en la Argentina por estos días, ya que las megacausas “ESMA” y “Plan Cóndor” se activarán tras el receso impuesto por la feria judicial. Ambas podrían ser llevadas a juicio oral este mismo año. La comisión de Derechos Humanos de Uruguayos en Argentina recorrió ayer los despachos judiciales por los que Cordero se habituará a transitar, al menos en las próximas semanas, a los efectos de acceder a información de primera mano sobre el trámite de la causa y para reclamar que su detención se cumpla bajo estrictas medidas de seguridad. ■

Nota publicada en la diaria, Montevideo - Uruguay, el 27 de enero de 2010.
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Entre Cleto y Magnetto

La oposición argentina no peronista se alinea detrás de Cobos, mientras que el oficialismo reitera que existe una conspiración liderada por el grupo Clarín

País raro la Argentina de los últimos tiempos, políticamente hablando. Aunque llegó para acompañar el proyecto de gobierno, el vicepresidente -quien fue expulsado de su partido tras aliarse al kirchnerismo, para luego ser readmitido con honores- es hoy la principal figura opositora con proyecciones de presidenciable. Acaso sea una oportunidad inmejorable para que la Unión Cívica Radical (UCR) llegue con ciertas posibilidades a las elecciones de 2011. Es que Julio Cobos asoma un poco más entre el resto de los dirigentes de una oposición bastante fragmentada y, cama adentro, se ha convertido en el más molesto obstáculo para el oficialismo.
Lanzado a manejar los tiempos de un Parlamento que devino actor casi excluyente del último año y medio de la vida política del país, el ex gobernador de Mendoza es plenamente consciente de que éste es su momento. En torno a él, el arco opositor no peronista ocupa cada espacio que se le presenta, por más pequeño que sea, aunque a veces tropieza de una manera infantil en su desesperada carrera para consolidarse como fuerza con posibilidades de disputarle el gobierno al peronismo. La UCR, la Coalición Cívica y Propuesta Republicana (Pro) recorren los ámbitos parlamentarios y judiciales a la hora de disparar con munición pesada contra el kirchnerismo, buscando llevar agua a sus propios molinos y a la vez diferenciarse (aunque sea un poco) de sus ocasionales socios del peronismo disidente.
El ala dura del justicialismo enfrentada al kirchnerismo conforma, junto con otros sectores no peronistas, lo que ahora varios analistas coinciden en denominar la “restauración conservadora”: una vuelta al reciente pasado neoliberal de los años 90 con las características de las épocas que corren, impulsada por el peronismo ortodoxo y Pro, cuyo principal nexo es el hoy poco visible Francisco de Narváez. Pero esta sociedad tendrá un final necesario a la hora de disputarse al electorado de derecha, puesto que el líder de Pro, Mauricio Macri, pese a la seguidilla de escándalos que lo ha acompañado, decidió sumarse a la carrera por la Casa Rosada.
Eduardo Duhalde -que se está “organizando para echar a Kirchner de la provincia” (de Buenos Aires)- vendría a ser la figura preferida del establishment: el gran agente no político en el que se encuentran el conglomerado agroganadero e industrial y un gran sector de la prensa institucionalizada que marca la agenda política. Dados los intereses económicos que tienen en juego, hasta el momento no han dudado en actuar a modo de fuerza política en su enfrentamiento con el oficialismo.

Sólo al contraataque
El kirchnerismo ha dado muestras de capacidad de reacción y recuperación aun en los escenarios más adversos y con los peores pronósticos. Hoy es el propio Néstor Kirchner el que sale a ponerle el pecho a este verano particularmente caliente. Antes reacio a conceder entrevistas, el domingo Página 12 publicó una, en la que poco le quedó en el tintero. Según él, los dirigentes de la oposición son “una máquina de impedir”, Julio Cobos “juega con las instituciones cumpliendo funciones que no le competen” y Martín Redrado (el exonerado presidente del Banco Central) es “un instrumento, un empleado de intereses” que “sirvió al proyecto neoliberal y al Consenso de Washington”. Redrado había sido propuesto al cargo por la presidenta Cristina Fernández, con acuerdo del Senado. Según Kirchner, el funcionario desplazado se habría reunido con Héctor Magnetto, el CEO (presidente ejecutivo) del grupo Clarín, antes de que la presidenta lo eyectara de su cargo y se desatara la nueva contienda político-judicial. Pero especialmente habló de una conspiración comandada por el multimedio Clarín y, sin dar mayores detalles, señaló que “los argentinos van a ir tomando conciencia del daño que están haciendo”.
Con más confirmaciones que sorpresas (tal vez el caso Redrado sea el único episodio inesperado), se van cerrando las filas camino a las elecciones presidenciales de 2011. Habrá que prestar atención a cómo decanta la oposición no peronista ante el fenómeno Cobos y, por otra parte, seguir de cerca la inminente guerra que se desatará en el seno del justicialismo considerando que
las elecciones internas hoy por ley, y antes como excepción coyuntural, dirimirán el liderazgo de la principal fuerza política del país. ■

Nota publicada en la diaria, Montevideo - Uruguay, el 13 de enero de 2010.