11 octubre 2006

Los tropiezos del Presidente uruguayo con la coalición

Diario El Nuevo Siglo - Bogotá, Colombia - 23/09/2006

Por Maximilano Perel
Especial para EL NUEVO SIGLO
BUENOS AIRES - ARGENTINA

La negociación de un TLC con EU, el envío de tropas a la fuerza de la ONU en Haití y el poco liderazgo en el Mercosur, son algunos de los detonantes de la ruptura entre el gobierno y el pueblo uruguayo

EL MOVIMIENTO de Participación Popular (MPP), sector mayoritario del partido de gobierno de Uruguay, celebró el último fin de semana sus elecciones internas. Los comicios permitieron la renovación de los 42 miembros de las cúpulas del sector, 30 provenientes de las bases y 12 desde el ámbito institucional.
La línea conducida por Julio Marenales resultó vencedora por las bases militantes, mientras que por aquellos que ocupan cargos se impuso el actual Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, José Mujica. Marenales es un dirigente histórico del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), y el triunfo de su corriente expresa la voluntad de la militancia de volver a los tradicionales planteos que caracterizaban a la totalidad del sector, en detrimento de aquellos dirigentes proclives a apoyar sin mayores reparos las iniciativas reñidas con los principios históricos enviadas por el Poder Ejecutivo, conducido por el actual presidente Tabaré Vázquez.
Varias de estas iniciativas han sido vehementemente contestadas desde varios grupos que integran la coalición de gobierno (el Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría, EP-FA-NM), principalmente aquellas referidas a la concreción de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y al envío de tropas uruguayas a Haití.
Si bien el triunfo de la línea “dura” u “ortodoxa” permite predecir dificultades para el Ejecutivo, no fueron pocos los dirigentes que salieron a reafirmar el clima de unidad dentro del EP-FA-NM. En ese sentido, el presidente de la coalición, Jorge Brovetto, sostuvo que “el hecho de que el ala más radical del sector se haya impuesto en las elecciones no implica que vayan a existir interferencias con el Poder Ejecutivo”, a la vez que ponderó al MPP: “es una fuerza política de particular importancia y particular responsabilidad en el manejo de la línea de pensamiento del Frente Amplio”.

Críticas al Ejecutivo
La cuestión ideológica no es un tema menor dentro de la coalición. Desde que asumió el actual gobierno, varios grupos que lo integran, aunque no mayoritarios, se han manifestado críticos con varias medidas adoptadas por el ejecutivo, especialmente aquellas que favorecen a los intereses de los Estados Unidos o que son consideradas como continuistas de las políticas de los gobiernos anteriores.
Muchos de los dirigentes críticos cohabitan con los más permeables al Ejecutivo dentro del MPP, espacio éste que hasta el momento no se ha caracterizado por señalarle al gobierno equivocaciones en el rumbo. Pero la renovación de las cúpulas tal vez abra un nuevo frente de disenso dentro del partido de gobierno, lo que, sumado a las claras críticas de otros sectores que incluso han concretado alianzas electorales (tal el caso de la Corriente de Izquierda con el 26 de marzo), probablemente consolide al espacio conformado por aquellos sectores que buscan una mayor afinidad de la gestión de gobierno con los principios fundacionales del Frente Amplio y compitan en la interna que defina las candidaturas para las próximas elecciones nacionales.

Hasta el momento, la gestión de Tabaré Vázquez presenta el sello de aquellos sectores del EP-FA-NM no radicalizados; perfil que le permitió a la coalición de izquierda captar parte del voto de los partidos tradicionales y ganar las elecciones nacionales por primera vez en octubre de 2004.
Pese al aparente clima de armonía, los primeros cimbronazos no tardaron en aparecer a poco de asumido el gobierno. Cuando se estaba redactando el texto del presupuesto para el año siguiente, el ministro de Economía, Danilo Astori, había amenazado con el ‘portazo’ si no se respetaba el 4,5% del PIB para la educación (cosa que finalmente se contempló), luego de lo cual la sintonía entre Vázquez y Astori se fue optimizando, deviniendo este último en uno de las figuras principales del ejecutivo uruguayo.
También fue resonante la renuncia a su banca del entonces diputado Guillermo Chifflet, perteneciente al Partido Socialista (el mismo grupo del Presidente Vázquez), al negarse a votar en el Parlamento aquellas cosas ordenadas desde el Ejecutivo que iban en contra de sus principios. Más concretamente, el detonante fue la participación de tropas uruguayas en los ejercicios navales de Unitas, en la misión de la ONU en Haití.
De seguir creciendo los sectores críticos a la gestión de gobierno, Tabaré Vázquez deberá replantearse si seguir por los caminos que transita actualmente, más pragmáticos, alejados sensiblemente de los postulados originales de la coalición y del propio programa de gobierno, o dar lugar a los reclamos que desde dentro de la fuerza se le hacen.

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