11 octubre 2006

Resultados y desacuerdos en la Cumbre en Córdoba

Diario El Nuevo Siglo - Bogotá, Colombia - 29/07/2006

ANÁLISIS


Por Maximiliano Perel
Especial para EL NUEVO SIGLO
BUENOS AIRES - ARGENTINA

La pasada cumbre del Mercosur, con Venezuela como nuevo miembro, mostró el camino hacia un nuevo modelo de integración en que sus principales pilares serán lo político y lo social

LA INCLUSIÓN de Venezuela como miembro pleno posibilita la aparición de nuevas iniciativas y la inyección de recursos monetarios para la concreción de emprendimientos macroeconómicos de relevancia, a la vez que permite sanear algunas dificultades financieras de los socios menores del bloque.
La eliminación de las asimetrías y la atención a reclamos concretos de los miembros pequeños estarían dando sustento tangible a la idea de una integración solidaria con justicia social que atienda las necesidades de contrarrestar los índices de pobreza, exclusión y desempleo que afectan a la región, posibilitando la inversión y el desarrollo industrial.
Es en este orden Uruguay, Bolivia y Paraguay formalizaron su inclusión en el proyecto de interconexión gasífera Gran Gasoducto del Sur, el que surge de una propuesta de alianza entre las operadoras energéticas nacionales enmarcada en la iniciativa Petrosur, que es impulsada por los gobiernos de Argentina, Brasil y Venezuela. También se alcanzó un acuerdo entre Venezuela, Uruguay y Argentina para operar en conjunto las tareas de desarrollo y explotación en la Faja del Orinoco, un yacimiento en subsuelo venezolano con reservas estimadas en 1500 millones de barriles y cuya producción alcanzaría los 300.000 barriles diarios. Pdvsa (Venezuela) controlará el 51% de la sociedad y aportará 2000 de los 4000 millones de dólares necesarios para la concreción del proyecto. Enarsa (Argentina) y Ancap (Uruguay) se repartirán el 49% restante, no estando definidas aún las proporciones que comprometerán en la inversión.

Papel determinante
La incorporación de Venezuela como miembro pleno es clave no sólo por su disponibilidad de recursos energéticos, (es el sexto productor mundial de petróleo), sino también porque la tercera economía del bloque jugará un importante papel en la puesta en marcha de dos iniciativas que apuntan a que la región se emancipe de los organismos financieros internacionales, idea esta que ya tenía un precedente concreto en la cancelación de las deudas que Argentina y Brasil mantenían con el FMI.
Días atrás, Kirchner y Chávez habían anunciado en Caracas el lanzamiento del Bono del Sur, previsto para septiembre u octubre próximos, preludio de un proyecto más ambicioso: el Banco del Sur. El mismo busca promover el avance económico y social de la región, creando condiciones financieras que le den competitividad a los países miembros, generándose una alternativa beneficiosa ante el contexto de endeudamiento extremo bajo las condiciones impuestas por las instituciones crediticias internacionales. El Banco del Sur sería capitalizado inicialmente con parte de las reservas que los países de la región tienen en organismos internacionales o en bancos del primer mundo.
Por otra parte se fijó como objetivo que, antes del 31 de diciembre de 2006, sea instalado el Parlamento del Mercosur, con el cual, según consta en el comunicado conjunto de los presidentes, “se busca consolidar la integración y la vigencia de los valores democráticos, contribuyendo a generar una amplia base de participación ciudadana y a reafirmar la legitimidad, la pluralidad y el equilibrio institucional del bloque.” La Unión Europea prestará asistencia técnica a la vez que, según trascendió en la Cumbre, aportará 900 millones de euros para la instauración del Parlamento, que cuenta también con el apoyo de Japón.

Los socios menores
Tanto Uruguay como Paraguay, tal como lo hicieron en anteriores oportunidades, llegando incluso a sugerir su alejamiento del Mercosur, elevaron reclamos tendientes a la corrección de las asimetrías macroeconómicas que los perjudican a la vez que se refirieron a los puntuales conflictos binacionales que sostienen con sus vecinos mayores. Vistas sus economías en desventaja, estos países han expresado que no renuncian a celebrar acuerdos bilaterales con naciones ajenas al Mercosur, lo cual es alentado desde los EU para celebrar los TLC tras el retroceso sufrido por el Alca en la Cumbre de Mar del Plata.
Por su lado, Paraguay planteó que se regrese a la fase inicial del Mercosur (1992-1996), en la que los países del bloque comerciaban entre sí con arancel cero, y que se anulen los acuerdos bilaterales anteriores al Mercosur, puntualmente aquel suscrito por Argentina y Brasil con anterioridad al Tratado de Asunción, una de las principales causas que dificultan el comercio regional.
Asimismo, Paraguay volvió sobre el trato que recibe de sus socios tanto en la entidad binacional Yacyretá (represa hidroeléctrica sobre el río Paraná, compartida con Argentina) como en la Itaipú Binacional (emprendimiento similar en asociación con Brasil), reclamos que ya han encontrado algunas respuestas. En el caso de Yacyretá, el gobierno argentino condonó 5000 millones de dólares de la deuda que sostiene Paraguay (que supera los 10.000 millones de dólares), la que se vio incrementada por los casos de corrupción registrados en la administración del ente binacional. El acuerdo permitirá que Paraguay reciba 146 millones de la central hidroeléctrica, los que, según aseguró Asunción, serán destinados a inversiones educativas y sanitarias.
A su vez, Brasil ya comenzó a evaluar la eliminación de la doble indexación que se arrastra desde 1992 aplicada a Paraguay para el pago de su deuda con la binacional Itaipú. Tal indexación asciende a 10.000 millones de dólares (deuda de la hidroeléctrica con la empresa estatal Electrobrás), la que está gravada con un interés anual del 7,5%, siendo los saldos resultantes nuevamente gravados de acuerdo a la inflación estadounidense, que regula el costo del dólar en los mercados cambiarios internacionales.
Por otra parte, Uruguay insistió con la modificación del arancel externo común, que actualmente favorece a los países más grandes del bloque, y resaltó la importancia de respetar los acuerdos vigentes, especialmente aquellos que garantizan la libre circulación de personas y bienes. Esto es una clara alusión al bloqueo sufrido por Uruguay de los dos puentes internacionales que lo unen a Argentina en el marco de las protestas de los habitantes de la margen occidental del río Uruguay por el emplazamiento de dos usinas papeleras del lado uruguayo, las que amenazan con contaminar de forma irreversible las aguas del río.
Desde el inicio del conflicto la interrupción del tránsito le ha generado pérdidas a Uruguay en torno a los 500 millones de dólares. Respecto a la situación dentro del Mercosur, el presidente Tabaré Vázquez recibió presiones por parte de la oposición de su país, que insta a revaluar el rol desempeñado por el bloque ya que los organismos con injerencia en el tema no fueron convocados para dirimir el conflicto por las plantas de celulosa. Incluso la oposición fue más allá al reclamar el replanteo del sistema de integración y un estudio a fondo de sus mecanismos para determinar si el Mercosur le sirve o no a Uruguay.

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