16 julio 2008

Peronismos en lucha

Los dirigentes justicialistas disputan su interna en el Parlamento, en las provincias, en el conflicto agrario y en la CGT

Se puso en marcha la cíclica disputa por el liderazgo en el peronismo. Esta vez, la puja se instala en el Partido Justicialista (PJ) pero también en el Congreso y en la Confederación General del Trabajo (CGT). El conflicto “gobierno versus ruralismo”, crucial en lo económico y cada vez más importante en lo político, habrá de aportar lo suyo a la interna peronista, y junto a una campaña mediática con pocos precedentes, dividió a la opinión pública en apoyo o rechazo a la administración de Cristina Fernández.

Luego de tres años de gobierno, el kirchnerismo ve cómo asoma la dirigencia que habrá de disputarle el control del justicialismo. A su vez, celebra la reelección de Hugo Moyano como secretario general de la CGT, asegurándose así de contar con el tan necesario apoyo de la “pata sindical” del peronismo para afrontar la dura lucha que se avecina.
El martes de la semana pasada, el titular del gremio de los gastronómicos, Luis Barrionuevo, decidió crear y liderar una central sindical paralela (la CGT Azul y Blanca) argumentando que a los gremios que se agrupan en ella, unos setenta según los cálculos más optimistas, se les impidió participar del Congreso Confederal de la CGT. En esa instancia se definió la continuidad de Moyano.
Si bien Barrionuevo esgrime que existen manejos antidemocráticos al interior de la CGT, sus motivos ulteriores estriban en instalar en el seno del sindicalismo la interna del PJ. Él mismo declaró que trabaja para las elecciones legislativas de 2009, y que su referente político es Eduardo Duhalde.
El ex presidente Duhalde había anunciado su retiro de la vida política tras la derrota que sufrió ante el kirchnerismo en las elecciones legislativas de 2005, pero volvió al ruedo. Según su portavoz, Luis Verdi, Duhalde trabaja para conformar una corriente interna dentro del Partido Justicialista (PJ), a pedido de varios dirigentes e intendentes peronistas. En particular, los pedidos provinieron del interior del país, vinculados a la delicada situación que generó el conflicto entre el oficialismo y los sectores ruralistas.
Sumó a su iniciativa al ex gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, quien en un encuentro del Movimiento Productivo Argentino (reciente creación de Duhalde) la emprendió contra Néstor Kirchner: “tiene que entender que el justicialismo no tiene dueño y que no aceptamos un partido con pensamiento único donde se discrimina a los que pensamos distinto”.
Volviendo a la flamante central sindical de Barrionuevo, ésta durará seguramente el tiempo que sus fines requieran, ya que la CGT conoce de rupturas y reconciliaciones desde fines de los sesenta, según los contextos en los que debía desarrollarse la contienda peronista.

Perón, Perón
La interna justicialista también se instaló en el Congreso, con el proyecto de retenciones a las exportaciones de granos como tema clave. Cuando en la Cámara de Diputados se debatía sobre el tema, el diputado Felipe Solá (antes oficialista, hoy cercano a Duhalde) no sólo presentó un proyecto alternativo al que impulsa el gobierno, sino que también votó en contra de las retenciones. Este episodio y las dos reuniones que sostuvo con Duhalde dejan en evidencia lealtades que van y vienen, así como operaciones para desarticular al kirchnerismo.
El senador Carlos Alberto Reutemann, ex gobernador de la provincia de Santa Fe, es otro de los dirigentes justicialistas críticos que cobró protagonismo. Públicamente fue más lejos aún que Solá, pues consensuó su proyecto sobre las retenciones a la renta agropecuaria con varios intendentes y
referentes de las entidades rurales que visitaron el Congreso por estos días. En su proyecto cuestiona
el Código Aduanero vigente, que otorga facultades especiales al gobierno en materia de imposiciones
tributarias.
En San Luis, los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá esperan el momento para hacer su aparición tras el guiño que les dedicó Duhalde al elogiar en Brasil su gestión al frente del gobierno provincial.

Se viene Buenos Aires
Las elecciones internas en el PJ de la provincia de Buenos Aires están previstas para agosto. El presidente del partido es hoy el oficialista José María Díaz Bancalari, un probo leal a Kirchner. Si bien el dirigente tiene posibilidades de retener el cargo, desde el oficialismo se baraja, vista la avanzada duhaldista, un nombre de considerable peso en territorio bonaerense: Alberto Balestrini, actual vicegobernador de la provincia y ex intendente del partido de La Matanza (distrito que cuenta
con la nada despreciable suma deun millón de electores).
Los caminos que seguirán algunos dirigentes justicialistas del interior, e incluso varios de los gravitantes intendentes, concejales y punteros del conurbano, conducen a Eduardo Duhalde. Según
trascendió, Duhalde se habría reunido con Solá para ofrecerle la candidatura a presidente del PJ
bonaerense por su sector.
El kirchnerismo ve depositada en esta interna gran parte de su futuro, ya que de perderla, la fuga de dirigentes será masiva y su liderazgo estará más comprometido. Ve también cómo las herramientas
que utilizó para granjearse el poder que hoy se le disputa (cooptaciones de dirigentes, fracturas de
espacios políticos y alianzas) hoy son empleadas en su contra. De todas formas esto recién comienza, y quedan aún varias batallas. Aunque el kirchnerismo esté algo debilitado eso no implica que comience su ocaso.

Matices ideológicos
La disputa por el control del peronismo tuvo en pocas ocasiones el antagonismo ideológico como eje central. A comienzos de los setenta se sucedieron innumerables acciones armadas en el marco del enfrentamiento de la izquierda peronista con su contraparte ortodoxa, la Triple A, comandada por López Rega. La “masacre de Ezeiza” se cometió el 20 de junio de 1973, al retornar Perón de su exilio español. Allí, la derecha atacó con armas de fuego a las columnas de la tendencia revolucionaria y dejó varios muertos y heridos. Por su parte, la izquierda peronista mató a balazos en su auto al entonces titular de la CGT, José Ignacio Rucci.
Cada facción buscaba eliminar a la otra con el fin de rodear a Perón en su tercera presidencia, pero el propio Perón dirimió el conflicto durante el acto del Día de los Trabajadores de 1974. Insultó y expulsó de Plaza de Mayo a la otrora “juventud maravillosa”, dejando más clara aún su inclinación por la ortodoxia política y sindical.
Aunque en un grado muchísimo menor, el factor ideológico hace su parte en esta nueva disputa. Los Kirchner comenzaron a militar en la Juventud Peronista (brazo político de Montoneros) y de ella conservan tanto su impronta como algunas de sus reivindicaciones. Y aquellos que buscan desplazarlos, en su mayoría, están vinculados a los sectores más conservadores del peronismo. ■

La Diaria, Montevideo - Uruguay, 16 de julio de 2008.

No hay comentarios.: